¿Sabes qué es peor que ser un joven sin estudios, sin ganas de estudiar y con pocos recursos económicos?, ser hombre, nacional y sin ningún tipo de discapacidad. Esto es así en el ámbito laboral, ya que el gobierno subvenciona a todo tipo de empresas por la contratación de mujeres, inmigrantes y todo tipo de discapacitados, pero muchos pensarán: “cuando uno trabaja bien se gana su puesto”, eso es relativo, y lo expondré con un ejemplo:
Tenemos una empresa que ejerce un servicio para otras empresas o privados diciendo: “Tenemos un total de 200 profesionales en nuestra plantilla”. Si bien esta empresa tiene doscientos empleados, y usa estos doscientos empleados como una carta de presentación para publicitarse, ¿qué pensarías si de esos empleados, setenta estuvieran ahí porque el gobierno le da dinero a la empresa por ellos?, a la hora de elegir a uno u otro, piensan en que es más rentable contratar a un minusválido, una mujer o un inmigrante que a un hombre joven, sin minusvalías y autóctono del país porque, pese a que pueda trabajar mejor o peor, el otro les da dinero y consideran que esa persona hace el trabajo, si hay alguna deficiencia al desarrollarlo los otros ciento treinta podrán subsanar los daños y encima llenan el cupo de vacantes.
Cualquiera puede decir que es injusto que unos tengan más oportunidades que otros, sin embargo, tanta tolerancia y adaptación de los individuos hace que todos tengamos muchas oportunidades, pero no hacen que todos aquellos que están más capacitados puedan ofrecer más, no, eso no, cuando uno tiene más capacidades, conocimientos o cualidades es desdeñado por ser superior o estar más preparado. Esta sociedad, repleta de envidias y celos es la destructora de la evolución de los individuos, el hacer que todos tengamos las mismas oportunidades hace de los fuertes débiles y de los débiles fuertes, creando un ambiente absurdo donde gente capacitada y con mucho que ofrecer se encuentra bajo el mando de otro que no tiene las mismas capacidades.
Esta entrada no tiene ningún objetivo racista, sexista o vejatorio hacia las personas minusválidas; esta entrada tiene el afán de tomar como justo, no el hecho de que todos tengamos las mismas oportunidades, sino el hecho de que todos deberíamos ser medidos por la misma regla, discerniendo quién vale o no para un puesto de trabajo de forma tal que cada individuo sea un profesional y tenga la capacidad de desempeñar su trabajo de forma apta y con capacidad, para, así, poder tener claro que un individuo contratado por una empresa no es un fantoche que no sabe hacer las cosas, sino un profesional conciente de su cargo en quien se puede confiar a ciegas puesto que es un buen profesional y tiene su puesto por méritos propios.
jueves, 25 de octubre de 2007
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario