Para muchos es algo evidente, para otros no tanto, pero el presuponer a todo el mundo igual carece de sustento en los días que corren.
Ya seamos personas con mayor o menor inteligencia, con diferente personalidad, con diferentes capacidades o, incluso, con diferencias físicas, nos hace ser iguales para unas cosas, distintas para otras.
Pero no solo es la importancia de las diferencias de lo que quiero hablar en esta entrada del blog, sino de algo más importante: de hasta dónde son positivas las diferencias, cómo se deberían de aprovechar y el caldo de cultivo para esas diferencias.
Lógicamente, a todos se nos presupone iguales ante ciertas leyes o, simplemente, dentro de unos parámetros concretos que hacen poder estimar una tendencia. Es lógico y comprensible.
No hay que ser psiquiatra, neurólogo o psicólogo para saber que no todo el mundo es igual y, mucho menos, mantiene un comportamiento homogéneo.
Se me antojó esta idea pensando en qué debe tener cada persona o cuáles deben ser sus necesidades, sin embargo, posteriormente se me vino a la cabeza qué debe dar cada persona al resto.
Realmente ser diferente al resto nos distingue como individuos, nos hace sentirnos únicos y somos capaces de apreciarlo. Sin embargo, por el contrario, cuando la diferencia se convierte en rarezas, positivas o negativas, hay que saber tenerlas en cuenta.
Está claro que una persona con altas capacidades para ciertas tareas como la dialéctica o las cálculos matemáticos pueden llegar a ser personas importantes en una sociedad, sin embargo, caen muchas en pozos de donde no salen porque no tienen oportunidades suficientes para escalar a puestos o estatus que personas con menores capacidades a ellos, o incluso a la mayoría, tienen sin esfuerzo por ciertas ventajas circunstanciales.
Por otro lado, las personas con déficit de ciertas capacidades se tienen que, normalmente, conformar con lo que tienen, sea mucho o poco, porque es difícil que puedan subir escalones sociales.
Esto también se aplica al físico, de hecho está demostrado que es más fácil que una persona con buen físico triunfe con más facilidad, concretamente un estudio reveló que los directivos de empresa solían ser personas más altas de lo normal, eso querrá decir algo.
Claramente el CS cree abiertamente que el estado debería influir para que las personas con más capacidades tengan más posibilidades, hacer que los que no llegan también tienen su sitio y hacer entender que el estado valora las capacidades de la población.
Por esto, el CS cree que el estado debería crear diferentes tipos de institutos dependiendo de las capacidades de los niños. Es decir, si hay un gran número de niños con unas capacidades creativas, el estado debe crear un tipo de institutos que enseñen todo lo que deben saber los niños y, además, les estimule en lo que a la creatividad se refiere.
Posteriormente el gobierno debería ayudar a las personas a conseguir trabajos con características acordes a sus capacidades y estudios.
Con esto el CS no pretende crear diferencias entre la población, sino todo lo contrario, generar unión al hacer comprender a todo el pueblo que cada uno tiene sus capacidades y sus puntos fuertes, que no debe generar crispación porque no se debe diferenciar en calidad sino en modalidad.
El caldo de cultivo para las capacidades de una persona es importante. Esto es que la crianza y educación de un niño puede determinar el resto de su vida, siempre es modificable en la vida adulta pero resulta demasiado costoso. Por eso el aprender a educar a los niños en la cultura autóctona es importante, pero de forma uniforme, todos deben aprender lo mismo, para generar una sensación de unión, de pertenencia al grupo cultural. Posteriormente se iniciaría el distanciamiento según capacidades, pero siempre intentando una homogeneidad en calidad, aunque cualitativamente sean diferentes.
Sin embargo, el CS cree que este tema es el más lejano a poder realizarse y, por lo tanto, siendo la base derrumba el resto, ya que, hoy por hoy, la educación, por parte de los padres, tiene muchas carencias. Por otro lado, hay culturas de distintos sitios que alejan la educación aún más, generando individuos que no tienen la misma base y, lo peor, que no pueden aprovechar sus capacidades de la misma forma.
Por esto, la gente europea, siendo tan avanzada, debería centrarse en aprovechas su cultura para dar una base moral a la gente y posteriormente potenciarles.
Si determinamos la influencia de las diferencias culturales debemos entender que este proyecto sería prácticamente insostenible. Es sencillo de entender, ya que si existen diferencias individuales entre personas, las diferencias entre personas sumadas a diferencias culturales crean unas diferencias demasiado extensas para poder ser estructuradas en este sistema.
Dentro de una misma cultura, con una educación básica similar, es más fácil conseguir estimular a los individuos para que aprovechen sus capacidades. Cuando interfieren educaciones de otras culturas provenientes de bajos estratos de otros países, es difícil que lleguen al mismo nivel, primero por las dificultades con el lenguaje, segundo por las carencias morales que no se adaptan a la cultura autóctona y generan conflicto, y tercero por las diferencias raciales que generan una gran diferencia física, difícil de excluir.
miércoles, 14 de mayo de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
Buen post, estoy de acuerdo contigo aunque no al 100%:)
Finalmente, conseguí lo que estaba buscando! Sin duda disfrutando cada pedacito de ella. Me alegro de haber tropezado con este artículo! sonrisa Yo los he salvado de ver cosas nuevas lo que escribes.
Publicar un comentario